miércoles, 9 de enero de 2019

Cambios en el estado de ánimo. Klodine Nellessen 15.6738.5547

DEPRESIÓN Y SUICIDIO.

Una nota larga, en tal caso te propongo que te la lleves y leas cuando tengas tiempo, lo vale.
HOMENAJE A TODAS LAS PERSONAS QUE HAN O ESTÁN SUFRIENDO TRISTEZA, DOLOR Y DEPRESIÓN.

Generalmente trato este tipo de temas en mi página, "Habitarse" https://www.facebook.com/habitarse.virtual.com.ar/abou
KŌFUK-SPA PARA CUERPO&EMOCIÓN.
https://www.facebook.com/groups/KofucSpaCuerpo.Emocion/?fref=mentions

Por esta vez, porque me convoca este tema muy especialmente y sé que hay personas que necesitan leer sobre eso, voy a escribir aquí en mi muro en forma abierta, para todos los seguidores de mis escritos, a los que estoy profundamente agradecida, especialmente cuando difunden mis mensajes de esperanza.

El cambio de ánimo es algo muy común. Cualquier estímulo sensorial y social que nos paraliza y remita a sensaciones o a pensamiento de inseguridad, miedo, autodestrucción, y dolor, modifican nuestro estado de ánimo en cuestión de segundos. De paso aprovecho para recordar, que el sentido que más rápido llega al cerebro es el olfato. En cuestión de segundos un aroma nos remite a una experiencia y/o recuerdo, no necesariamente a un sentimiento autoagresivo, nos puede hacer recordar algo grato, el olor al pastel de la abuela o ingrato, el olor al consultorio odontológico, nos sentimos felices y hasta eufóricos, o por el contrario nos conecta con algo desagradable, triste o injusto y nuestro ánimo desmejora.
Sin dar vueltas vamos directo a tratar el tema de cuando acontece un estado de ánimo relacionado con la tristeza, que perdura un tiempo prolongado en el día a día y que sin que nos demos cuenta, un día no tenemos ganas de levantarnos de la cama, ni bañarnos, ni alimentarnos correctamente, ni conectar con nuestro entorno. Y tristemente no falta un amigo desinformado que nos reta o desaprueba, sin darse cuenta de que esto no es por vagancia ni aburrimiento…

La depresión es una patología grave, no es solamente estar desganado o triste... NO, por supuesto, se trata de dejar de disfrutar de la vida, es no encontrarle sentido ni disfrute a nada. Predomina la frustración, las preguntas tales como -¿Y para qué? ¿Cuándo se me va a ir esto?... ¿Por qué me pasa esto? La emoción predominante es la tristeza, pero también el enojo, la rabia, la frustración. Si una persona está deprimida, su calidad de vida es muy poco feliz, su calidad de vida es pésima. Parece que alguien le robó el espíritu y se enajena.

En el mejor de los casos aparece alguien bondadoso que hace la sugerencia de visitar un profesional idóneo, generalmente a un psicólogo o psiquiatra. Y ahí vienen todas las resistencias…Es común escuchar, yo no necesito que me enchufen pastillas para convertirme en un/a estupidx.
Al principio, cuando descubrimos a alguien de nuestro entorno con síntomas de depresión no es importante si ese profesional es un médico o psicólx amigx, o un/a terapeuta de cualquier rama, que sepa escuchar en forma empática, sin recetar soluciones mágicas y la bondad y humildad de hacer la derivación pertinente.

La depresión no aparece de la noche a la mañana, por eso, lamentablemente tampoco se va de la noche a la mañana, ni por arte de magia.

El hecho de contar con el acompañamiento de una persona bondadosa y paciente, que visita diariamente a quien está sufriendo, sin mucha palabra, prepara el mate, o un té, o lo que sea, con la excusa de que la persona se levante de la cama, se peine, se vista, se lave los dientes, para sentarse en el jardín o en el balcón para tomar aire fresco y simplemente, no necesariamente conversando, tener un momento de distracción e interrupción de esos eternos días y noches sin sentido.

La depresión no solo se asocia a la cama y a medicación que recapta la serotonina (un nuerotrasmisor) o ansiolíticos que dan sueño por un rato y cada vez se eleva la dosis para que siga dando sueño y poder evadirse, o sustancias que aparentemente dan algo de alivio y sueño, como ser alcohol, cannabis, hipnóticos, sino también a personas que se convierten en autómatas, en entes grises, que siguen las rutinas y se desconectan cada vez más de la realidad, se vuelven más y más silenciosos y se automarginan, dejan de frecuentar o recibir a sus amistades y simplemente entran en la apatía y la soledad, como un animal herido que se relame constantemente sus heridas, un círculo vicioso muy peligroso.

Si esto se prolonga mucho es bastante común que aparezcan conductas autodestructivas.
En mi praxis, acompañando y asistiendo a personas emocionalmente quebradas, puedo sostener que lo más importante es que la persona sienta que para alguien es importante, que es escuchada con atención e interés, aunque repita mil veces lo mismo, aunque llore desconsoladamente, y no se le entienda lo que intenta decir, aunque se queje en forma repetitiva, aunque suspenda las sesiones a último momento, aunque se justifique, aunque sienta que lo peor del mundo le pasa a ella... Lentamente va sintiendo, tal vez ni siquiera lo comprende, pero siente que ese espacio le hace bien e incluso espera ese día con ansias.
Al principio el malestar es tan grande que es común que el consultante descrea que se va a volver a sentir bien.

La función del acompañante no se trata de consolar ni reparar aquello que está roto, es acompañar y comprender lo que está pasando, a lo sumo orientar y hacer de espejo. Se trata de brindar un ambiente de seguridad, en el cual se puede hablar de todo, incluso de las ganas de quitarse la vida. Todos o la gran mayoría de las personas que están deprimidas alguna vez piensan en la posibilidad de suicidarse. Aquí tal vez algunos colegas no adhieran a mi pensamiento, pero yo sostengo, que todos tenemos ese derecho, tal vez aquí mi mirada es más orientalista. Aunque pienso que es bueno charlar sobre el tema durante tanto tiempo como sea necesario para entender y comprender las consecuencias de esa decisión. ¿A caso alguien volvió de un suicidio concretado para contarnos cómo fue? La mayoría relata sus intentos, que no se concretan. Hay quienes se intoxican con pastillas, que por lo general no cumplen el cometido y poca gente comprende que desear suicidarse no es de cobardes. La pucha que hay que tener valor para subirse a un piso 20 y tirarse al vacío, o tirarse bajo un tren, o hacerse cortes con elementos punzantes, o intentar colgarse. Nuestro sentimiento de preservación y supervivencia siempre se impone. Definitivamente todo eso requiere de un valor impresionante, de lo contrario, quien lo concreta generalmente está en un estado límite que se llama enajenación donde ya no hay voluntad y la realidad está distorsionada.

Bien, una vez que la persona acepta un espacio terapéutico, que puede ser: tomar semanalmente un masaje, tomar clases de yoga y meditación, nadar y en el mejor de los casos acudir a un consultorio de acompañamiento en situación de crisis, ha dado el paso más importante, salir de la inercia y de la victimización.

Los tratamientos de Consultoría Terapéutica suelen ser muy efectivos.
En mi caso, le explico a la persona que la voy a acompañar y orientar para que salga rápidamente de la crisis, del gran malestar que le oprime el pecho y le roba la posibilidad de sonreír, que le da insomnio de noche y narcolepsia de día. Y esto se da en mi caso siempre. Una vez que la persona logra sentarse y mirarme a los ojos y no inunda el momento con lágrimas, logra hilar una frase, comienza el tratamiento.

Uno de mis métodos, es primero preguntar a mi consultante cuántos días desea estar en coma farmacológico, esto sorprende y generalmente da risa, mi objetivo es restar tragedia y desestructurar tanto dolor y miedo. Luego le pregunto si esta segurx que si mata al cuerpo, lo otro, la parte que piensa también se muere... y de no ser así, deberá existir como un ser sin cuerpo y con cero posibilidad de reponerse, simplemente porque no tiene cuerpo. Claro que nunca no me meto con religiones ni doctrinas.

Aclaro que estoy a favor de la eutanasia. Un día, un amigo, médico me dio una gran lección, que jamás olvidaré. Le pregunté si alguna vez, ante una situación sin regreso, una situación límite para mi, tendría la fidelidad y amor para inyectarme una sobredosis de morfina para "desactivar" y me dijo un rotundo NO... pero agregó, te llevaría a Holanda, en donde la eutanasia está permitida. Eso me hizo amar con todo mí ser a ese amigo, que sigue siendo uno de mis mejores amigos, con el que puedo hablar de todo. Otro amigo médico, extraordinario, médico de familia, de esos que escasean, al que siempre lo tuve en un pedestal, me dijo: "¿vos te crees que yo nunca lo pensé" wow... como suelo decir, eso me voló el seso... dije ¿vos? Todo eso me invitó a investigar, estudiar y especializarme en el tema y hoy no tengo vergüenza de admitir que personalmente he sufrido de depresión durante muchísimos años, con la bendición de tener una familia maravillosa y amigos impresionantes que siempre me acompañaron... y finalmente con un tratamiento específico y medicación indicada me curé. A pesar de no ser medica ni psicóloga, me formé en algunas terapias Integrativas de acompañamiento de personas en estado de crisis y me prometí que daría ayuda a toda persona que llegara a mi consultorio sintiendo depresión, pánico, miedo extremo, sentimiento de sinsentido y conductas autodestructivas. Todos los servicios que brindo están apoyados por mi propia experiencia... eso me hace tener un plus, la comprensión absoluta de lo que se trata... de haberlo vivido, como se dice, en carne propia.

Lo primero que hago en la consulta es darle al consultante la esperanza de que se sale de eso y que lo más importante es que tenga la fe en que eso es posible.
Luego, voy acompañando el proceso para que el sufrimiento deje de ser el protagonista para empezar a hablar de lo que produjo ese alejamiento del bienestar. Al principio tal vez esa pregunta no sea fácil de contestar, pero siempre surge la raíz. Trabajamos sobre eso, se va aclarando que la pérdida se puede asumir, con trabajo, con aceptación, buscando actividades que vayan llenando ese vacío y que eso no es serle desleal al ser que partió o a la situación que nos hizo sentir mal. Que tenemos derecho de volver a sentirnos bien y rehacer nuestra vida. De recordar lo que era sentirse bien. Y asumir pequeñísimas rutinas posibles de cumplir. Y así se va desarrollando la recuperación. Soy partidaria de las terapias cortas y si el espacio es didáctico y sanador puede continuarse.
Espero que mi nota sea clara y si alguien necesita acompañamiento puede comunicarse por inbox o al celular.

Klodine Nellessen – Consultoría Terapéutica, Arte de Sanar-Terapias Integrativas.
011 15.6738.5547
mensaje 4729-3899
https://www.facebook.com/klo.dine.18

Consultorio o domicilio zona Partido de San Martín.