Vamos a develar el misterio que encierra el símbolo del
Caduceo de Hermes Trimegisto:
Ante todo voy a aclarar que utilizaré un lenguaje muy
sencillo, a la alcance de todos los niveles de formación.
La idea es que este conocimiento lo puedan entender, comprender
y aplicar.
Para ello voy a comenzar describiendo qué representa cada
parte del símbolo.
Este conocimiento se me fue otorgado a muy temprana edad.
Vamos a observar el símbolo detenidamente de abajo hacia
arriba.
Las
partes que componen el símbolo son:
·
Un bastón
·
Una bola
o esfera en la parte superior
·
Dos
serpientes enroscadas en el bastón
·
Un par de
alas en la parte superior del bastón
El bastón
simboliza la columna vertebral desde el hueso sacro hasta la última vértebra
cervical, dentro de ella la médula.
La bola o
esfera simboliza el cráneo, dentro del cual ambos hemisferios se han convertido
en uno solo a partir del trabajo que explicaré más adelante, es un cerebro con
los hemisferios unificados.
Las dos
serpientes representan la fuerza vital en sus opuestos complementarios. El yin
y el yang.
Las alas
simbolizan la capacidad de volar, y volar es despegarse del suelo, subir,
elevarse, evolucionar, comprender, adquirir poder, control y sabiduría.
¿Cuál es
el objetivo del trabajo con este símbolo?
Este
símbolo representa la manera en que podemos transmutar, transformar, hacer alquimia de nuestro fuego sagrado,
nuestro motor vital (instinto, sentido de supervivencia, raíces ancestrales)
que se aloja en el hueso sacro, para convertir esta energía en luz y sabiduría.
Y el trabajo
consiste en lo siguiente.
Sentados
de manera cómoda, con la columna recta, imaginamos nuestro hueso sacro como un
triángulo de color rojo con el vértice hacia la tierra.
Podemos
repetir una frase para enfocar nuestra atención en la intención de subir la
energía alojada en el hueso sagrado por dentro de la columna vertebral para
hacerla llegar hasta la última vértebra cervical.
Mientras
inhalamos y pensamos en la frase “médula
a la lengua” imaginamos, esa energía roja subiendo por dentro de nuestra
columna vertebral. En ese momento aparece la imagen de las serpientes que
representan las fuerzas complementarias que suben por dentro de la columna igual
que el mercurio en un termómetro. En un trabajo más avanzado también suben por
fuera y enroscándose en la columna. Pero vamos con el trabajo más elemental.
Este ejercicio
hay que hacerlo con prudencia, genera cambios, es posible que sintamos calor, y
algo de malestar las primeras veces. Estamos empezando a limpiar nuestro canal
de luz, que es nuestra columna vertebral representada por el Bastón del símbolo
del Caduceo. Imaginen un tubo lleno de basura que fuimos juntando durante años,
que nos producía enfermedades, cansancio, irritación, malestar, insatisfacción.
Imaginen ahora que esta energía que empezamos a subir empieza a combustionar,
quemar toda esta basura. Esto puede ser un cambio muy radical… por eso hay que
ir despacio, con calma, con cuidado.
Cuando
inhalamos podemos apretar o cerrar conscientemente
los esfínteres para concentrar mayor energía y los abrimos cuando sentimos que
toda la energía llegó hasta la nuca, antes de entrar a la cabeza.
Después
de varias inhalaciones, con las cuales imaginamos la energía subiendo como la
lava de un volcán por dentro de nuestra espalda, cuando sentimos que hemos
llegado a la altura de la nuca, imaginamos que introducimos esa energía a la
cabeza, visualizando un solo hemisferio de color dorado. Hemos transmutado la
energía de fuego en luz. La tierra llegó al cielo, nuestra energía vital se
transformó de calor y fuerza en luz y sutileza.
Una vez
que sentimos la energía dentro de la cabeza, colocamos la punta de la lengua en
el paladar y ahora con cada exhalación vamos a imaginar que esa luz dorada empieza
a bajar saliendo del tercer ojo, igual que la imagen del bastón de un pastor,
como si fuese una J al revés, hacemos que la energía pase por delante de
nuestro rostro y tórax y en prácticas más avanzadas directamente por dentro,
seguimos exhalando con los esfínteres relajados hasta percibir que esta energía
transformada se aloja en el plexo solar, sitio alrededor del ombligo. Ese lugar
es nuestro reservorio de energía transmutada, es energía de sanación, es
energía amorosa. Mientras más practiquemos este ejercicio, que es meditar, más
energía roja vamos a transformar en energía sutil y elevada, de color dorado.
Mientras nuestro Hara, o zona del plexo solar se va llenando de energía
transmutada, esta energía transformada va subiendo nuevamente para instalarse
en el Chakra cardíaco, en el corazón. Es entonces que entran en acción las
alas, nuestro cerebro ya no es un cerebro rudimentario e instintivo sino es un
espacio de elevación y sabiduría, un templo de comprensión y la energía
transmutada saldrá directamente de nuestro corazón y de nuestro tercer ojo,
situado entre ambas cejas, pudiendo así
vincularnos con todos y todo desde el Amor, el amor pleno y sin condiciones y
desde la honestidad y la visión superior…
De esta manera
en la antigüedad los grandes líderes y jerarcas lograban con mucha disciplina
la comprensión, generalmente esta práctica tenía como objetivo el poder sobre
las masas, el control.
En la
actualidad todos tenemos derecho a saber cómo mejorar nuestra vida, cómo
transformarnos en seres de Luz y Amor, cómo sanarnos…
Este
ejercicio se comienza practicando en soledad. Y cuando se lo ha dominado se
puede realizar durante el acto sexual, ya que la energía sexual, la que está
justamente albergada en el hueso sacro tiene un poder inconmensurable. Ahí
comienza el trabajo del Tantra, la forma más veloz y poderosa de adquirir
conocimiento, del que les contaré otro día.
Espero
haber sido muy clara. Espero que este escrito, de escritura espontánea, dado
que soy autodidacta, prefiero escribir desde mi corazón, no copiar de otros
autores, esto que comparto con ustedes se me ha transmitido hace muchísimos
años. He practicado durante mucho tiempo sola y también durante mucho tiempo en
pareja. Soy facilitadora en este tema y con gusto, si hay interés podemos
ampliarlo.
Klaudia
Nellessen.