REFLEXIONES SOBRE
LA EXCELENCIA.
Estarán de
acuerdo en que hay algunos SERES, que se vuelven expertos en algo.
Esta vez me voy a
detener en la excelencia de las Terapias para mejorar la calidad de vida.
Imaginemos que un
Terapeuta de Medicinas Integrativas, ya sea de La Medicina China, Ayurveda Homeopatía,
de la Medicina Alopática, de la Kinesiología,
Psicología, Psiquiatría, Enfermería y
cualquier otra disciplina que se dedica a curar, se vuelve experto en su materia. Esto siempre se
relaciona con la práctica, mientras más experiencia, más información y más
capacidad de encontrar soluciones a determinadas dolencias según el área de
trabajo.
Para ser neutral
y que nadie se sienta especialmente representado voy a hablar de mí.
Desde mi infancia
mis padres eligieron distintas disciplinas del conocimiento general para
formarme fuera de la educación escolar y con los años adquirí una visión
bastante amplia sobre el valor del SABER.
Entrenada en
estudiar, una vez finalizada mi educación escolar fui eligiendo distintas disciplinas
para seguir con mi formación. Mi elección siempre confluía en aquellas
disciplinas relacionadas con la salud. Comencé a estudiar Fonoaudiología en la
Facultada de Medicina, experiencia que abrió el espectro de mi visión sobre la
Formación Universitaria. Al mismo tiempo estudié magisterio y si bien me
gustaba sobre manera ir a la facultad, dejó de interesarme la carrera que había
elegido. Para cuando me di cuenta estaba ocupada trabajando como maestra y formándome
en áreas relacionadas a lo que en ese entonces, hace treinta años atrás se
llamaba Terapias Alternativas. Lo que más me interesaba era combatir el dolor
físico y emocional. Y fui adquiriendo conocimiento que me convirtió en lo que
hoy se llama una facilitadora de Terapias Holísticas e Integrativas, o sea
formas de abordar el desequilibrio emocional y físico para brindar soluciones
efectivas y mejorar la calidad de vida en un espectro bastante amplio.
Me interesaba
mucho la sociología, la psicología y la Masoterapia, pero no estaba dispuesta a
estudiar tanta teoría, tenía la sensación de que podía adquirir ese
conocimiento en forma de autodidacta y es así que me relacioné con distintas
técnicas de masaje, con la Medicina China, con la Terapia Traspersonal, el Yoga
y la meditación y nunca dejé de investigar y capacitarme. Tuve la dicha de
formarme con grandes maestros en el tema y un día, luego de haber trabajado
bajo dependencia en Instituciones muy prestigiosas, en las que seguí
aprendiendo y perfeccionándome, decidí dedicarme a la práctica privada. Siempre
seguí enseñando, pero en vez de trabajar con niños, me fui especializando en la
formación continua para adultos.
Hoy tengo 51 años
y miro mi pasado y me sorprendo de lo mucho que fui aprendiendo y de lo
conforme que me siento con mi formación. Hace unos años empecé a sentir que sea cual fuese el problema o
síntoma que tenía una persona que acudía a mí, tenía el conocimiento y la
práctica para acompañarlo en su proceso de recuperación del equilibrio físico y
emocional. Además descubrí lo importante que era saber a quién derivar a
mis consultantes cuando se necesitaba la intervención de un especialistas y comencé a disfrutar mucho del
trabajo en equipo.
Y fue así que un
día muy sorprendida descubrí que me había convertido en experta en mi labor.
Dejé de sentirme insegura y podía observar los resultados positivos de las
propuestas que brindaba.
Tengo la suerte
de no sentirme amenazada por la competencia, cosa que me permitió compartir mi
experiencia con otros profesionales. Y hace dos años empecé a sentir que
existía la posibilidad de que se perdiese todo lo que había aprendido a lo
largo de muchos años si de pronto algo me impedía seguir atendiendo a personas
con dolores físicos y emocionales. Es así que empecé a buscar sucesores. Y
aparecieron las personas indicadas para pasarles no solo el conocimiento sino
mi amplia experiencia. Y hoy quiero concentrarme en este punto. Este mensaje es
para colegas que se vuelven expertos en su tema. Y mi mensaje es muy simple:
compartan y difundan, no sea cosas que esa sabiduría, producto de años de
práctica, errores y aciertos se pierda. Eso sería un gran infortunio.
Por otro lado, a
pesar de que enseño en el área del marketing, cómo vender un servicio y cómo
ganar en la práctica privada lo suficiente como para vivir de manera cómoda, y
lo que enseño se resume en seis palabras: “cobra lo que te hace feliz”, siempre
agrego: nunca dejes de atender a alguien que necesita de tu conocimiento y
práctica pero no tiene los medios para pagar el precio que cuesta tu consulta. Aquí
entramos en otro terreno, que para algunos terapeutas es difícil de resolver.
Durante muchos, cuando aparecían personas que no podían pagar mis honorarios,
decidía ad honorem, hasta que sentí que algunas de esas personas no valoraban
lo suficiente lo que le estaba brindando y que generalmente dejaba de venir. Entonces
decidí seguir el principio de un sabio Monje Japonés, Mikao Usui, que llegó a
la conclusión de que si no cobraba le generaba una deuda a su consultante y por
eso, si la persona no podía pagar el total del precio, debía dejar una
colaboración a voluntad, no importaba si era poco, pero de ese modo, aún si el
esfuerzo era mínimo, valoraba lo que recibía.
En síntesis mi
mensaje es el siguiente: “enseña a otros lo que sabes, ten la bondad de atender
también al un consultante que no tiene la posibilidad de pagar lo que has
decidido cobrar, jamás te consideres el único ni el mejor, evita generar
dependencia, de modo que cuando ya no puedas ejercer o partas de esta vida, tu
experiencia y sabiduría te trasciendan.
Espero haber sido de utilidad y si así fue
te invito a compartir este escrito para difundir el mensaje. Y aquí cito las
palabras de un gran médico, el Dr. Ricardo Machiavelli, al que no tuve el gusto
de conocer en persona, pero si pude estudiar su obra:
"ADHERIMOS AL COPY-LEFT (derechos libres) DE
LOS CONTENIDOS DE LIBRE ACCESO QUE SE MUESTRAN POR INTERNET.
NO, AL COPY-RIGHT o DERECHOS
RESERVADOS
Por lo tanto copie y
lleve todo lo que necesite. Si lo reproduce total
o parcialmente sería un
buen reconocimiento
y amigable práctica 'mencionar la fuente
reorganizadora de esas ideas'.
Pero esto último no es obligatorio.
En última instancia el conocimiento es PROPIEDAD de toda la Humanidad".
En última instancia el conocimiento es PROPIEDAD de toda la Humanidad".
Termino con una
frase que repito casi a diario: “no basta el bien de algunos, ni el de muchos,
sino el de todos”. Y en ese concepto de todos, considero a todos los que se
acercan a mí, con el compromiso de encontrar la manera de habitarse y vivir una
vida feliz y saludable.
Klodine Nellessen
El arte de Curar.
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