Un momento de emoción
Hay diferentes formas de ser, hay diferentes
momentos en la vida. Hay personas tristes, otras que son optimistas y
alegres, que tienen una especie de anticuerpos y resistencia a lo que a
otros les provoca miedo y depresión.
Hay momentos, muchos momentos.
Collares enhebrados de momentos y momentos y momentos... A veces,
cuando una de las perlas de un momento se traba en el hilo... el momento
parece eterno... Si el momento es oscuro es para algunos insoportable.
Si la perla se traba siendo un momento de paz, de éxito personal, de
bienestar físico, de gloria personal, a veces tenemos la tentación de
hacer un nudo justo allí, para que ese momento nunca se vaya... Todos
esos momentos están en los collares, cada uno. Si pudiésemos aprender a
convertirnos en una perla, en un momento y viajar al pasado y al
futuro... quedarnos, irnos, volver, estar, observar lo que no habíamos
observado, fluir, parar... ¿Sería eso solo un invento?
Es que
adentro de la cabeza hay muchos caminos. Muchos pasos y huellas sobre
esos caminos. Algunas huellas tienen sangre de ampollas que explotaron.
Otras huellas tienen barro seco de caminos duros. Otras son
imperceptibles, como si hubiesen sido caminadas por alguien tan liviano
como una libélula que anunciaba lluvia y mal tiempo. Hay momentos en que
no podemos hablar del mal tiempo, porque "hay que" hablar del sol y del
progreso. Hay momentos de permisos, de lágrimas y de mocos y baba
mezclada cayendo sobre un pecho roto y apesumbrado. Un pecho que parece
un pez fuera del agua ahogándose con el aire... Hay momentos de vida y
momentos de muerte. Momentos secretos y llenos de silencios. Hay
momentos que parecen tumbas y otros que parecen las flores que adornan
esas tumbas como si pudiesen disfrazar la muerte. Hay momentos de hierba
suave y mullida con olor a tierra y rocío. Hay collares multicolor. Hay
collares largos y otros cortos, que aprietan y molestan. Hay collares
que se rompen, otros que nunca se terminan, como un cuaderno al que se
le va agregando hojas en blanco para que la historia continúe. Hay
personas simples y otras eruditas. A veces se cruzan y no se reconocen.
Otras se tocan y se transforman. Hay personas, hay momentos, hay
collares y hay senderos... Hay tiempo, siempre hay tiempo. Tiempo de
antes y tiempo de ahora. Tiempo de sol y sonrisas y tiempo de calles
mojadas y casillas precarias. Hay collares hechos de fideos secos, otros
de semillas. Muchos otros de perlitas de colores y algunos, solo
algunos hechos de vida y de metas. Esos son los collares más cotizados.
Los menos aceptados. Porque dan miedo. Hablan de compromiso y de
esfuerzo, de tirar para adelante y perdonar. Hablan de nudos sinceros y
bien atados. Hablan de personas, momentos, calles y collares.
Klodine Nellessen